noviembre 16, 2010

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. . Un grito desgarrador rompió con el silencio que rodeaba la casa. Andrés, asustado, comenzó a buscar a su esposa, con la que horas atrás había tenido una fuerte discusión que casi acaba con su relación. . ¡María! ¡María!, la llamó, ¡Mi amor!, insistió, pero ésta no respondió. . Desesperado buscó por cada rincón de la casa, hasta que al mirar por la ventana, divisó un bulto tirado en el jardín y entre las flores, un pequeño ser, al parecer era un perro. . Corrió al jardín en donde se encontraba el bulto y al darse cuenta que era su mujer, entró en un estado de desesperación. . . Lleno de odio, rabia, rencor, pena, pescó al pequeño ser y con una fuerza sobrehumana lo mató, de la manera más cruel que se pueda imaginar. . De pronto, el mundo se volvió oscuro, frío, tenebroso; Andrés, asustado, entró a la casa y comenzó a llamar a la familia de Maria, para avisar la tragedia, pero nadie contestaba, llamó a la policia, pero nada. Aquella noche, había sido la más fría en años, corría una brisa congelante que llegaba a los huesos y te inmovilizaba, creo que no durmió más de 15 minutos esa noche. . Al día siguiente, salió a comprar, pero no había ninguna señal de vida en el sector; preocupado comenzó a tocar las puertas, pero nadie salía. . de pronto, una voz acojedora le dijo: ¡Mi amor, despierta! y al darse ceunta que todo había sido nada más que un sueño, abrazó a su mujer y le dijo: ¡No me vuelvas a dejar solo!. .