marzo 02, 2012

soledad.

Inició la travesía por esa mágica ciudad. Al llegar a un parque decidió sentarse a descansar y a leer un poco, quizás pensar... Quería compartir con su soledad.
Pensó en lo sobre valorada que está la compañía, ya nadie sabe apreciar la belleza de estar sola. 
La gente la mira raro. Ella solo sonríe a su libro y escucha un par de voces diciendo: 
- ¡Pobre niña! debe estar esperando a alguien.
Sin tomar importancia, se recostó en el pasto, con la mirada perdida en el cielo. 
De la nada se paró eufórica y comenzó a gritar...
-¡Hay veces que la soledad, es la mejor compañera!...- y se fue.